Este mes hacemos una entrevista a Paloma, pedagoga y fundadora de la ONG “Kidsworthit”, que tras un voluntariado en Kenia en 2019 decidió montar esta ONG junto con dos amigas en una aldea de la tribu Mijikenda en la zona sur de Mombasa.
¿Cómo surgió la idea de montar la ONG “Kidsworthit”?
Estando de voluntaria en un orfanato, me ofrecieron llevar a cabo un proyecto educativo para dar alimentación y educación a los niños/as más vulnerables de las calles de Bombolulu (Mombasa). Me movilicé por las redes sociales para empezar con el proyecto, creé una página web y me enteré sobre el procedimiento necesario para crear una ONG, ya que por aspectos legales era imprescindible si quería operar con el dinero de las donaciones. Como tras el orfanato, desde donde me ofrecieron esta iniciativa, ya había otra organización trabajando con ellos, esta vez no pudo ser. Entonces, con las redes sociales, la página web y toda la información e ilusión que llevaba conmigo desde hacía casi un mes, me ví con dos opciones: o bien lo borraba todo y hacía como si nada, o bien me buscaba otro lugar donde hacer exactamente lo mismo. Y como lamentablemente en Kenia, hay muchísimos menores en riesgo de exclusión social y situación de vulnerabilidad, no me lo pensé dos veces y decidí continuar con el proyecto, pero en otro lado.
Me acordé de Hamza, un guía que conocí visitando el Bosque Sagrado de Kinondo, y con el que tuve una larga conversación sobre la educación, la desigualdad, la pobreza y las ganas que ambos teníamos de mejorar las cosas en este ámbito, él porque había visto cómo las cosas en su poblado seguían igual que cuando él era pequeño, niños y niñas descalzos caminando kilómetros para acudir a una escuela que pronto abandonarían y regresando a casa con hambre y sin nada que comer, y yo porque como pedagoga que soy, siempre he estado muy ligada a la educación en el ámbito social. Conseguí contactar con él cuando al orfanato donde yo estaba colaborando, llegaron dos niños de la tribu Mijikenda (a la que Hamza pertenece), algo traumatizados y sin entender ni una palabra de suajili o inglés. Hamza me enseñó algunas palabras en Mijikenda para poder acercarme más a los niños e integrarlos un poco mejor en el orfanato, y cuando “me quedé sin proyecto” volví a acudir a él, preguntándole de nuevo sobre las historias que me había contado acerca del poblado en el que vivía. Posteriormente me enseñó el poblado y las condiciones en las que estaban algunas casas y la mayoría de los niños, así que de nuevo no me lo pensé dos veces. Hamza tenía un terreno y quería ayudar a la gente de su aldea, y yo esta vez estaba buscando un lugar donde poder desempeñar mi proyecto educativo frustrado.
¿Qué impresión te llevaste la primera vez al ver cómo viven en la aldea de Hamza?
Creo que, si tuviese que definirlo con una palabra, sería “impotencia”. Impotencia de que un lugar como Kinondo, tan cerca de los lujos y las playas paradisiacas de Diani, estuviera rodeado de tanta pobreza únicamente por la separación de una carretera. Comprobé que el límite entre la riqueza y la pobreza en Kenia era tan corto que se podía ir andando.
Quizás lo que más me sorprendió la primera vez que fui, fue la cantidad excesiva de niños/as por todos lados, solos descalzos la mayoría y con ropa vieja llena de barro. Vi unos 5 niños compartiendo un solo plato de arroz en el suelo, niñas con bidones más grandes que ellas cargando agua y caminando con un calor que solo daba sombra los árboles de mango, bananeras y palmeras que daban paso a la pequeña economía que sacaba adelante el poblado.
Aun así, no me entristeció esta imagen, ya que quien haya estado en Kenia, puede ver que es bastante común y ‘’te acostumbras’’, pero recuerdo sentir impotencia, porque aunque ellos, seguramente sean felices viviendo así, porque es lo que tienen y se conforman, es inevitable sentirte impotente al pensar en que allí los niños/as nacen condenados, porque no tienen si quiera la oportunidad de hacer que las cosas cambien a mejor, de recibir una educación y una alternativa a la vida que llevan allí. Es muy injusto ver como en occidente derrochamos sin parar, y valoramos muy poco lo que para muchos países es un privilegio.

¿Cómo es la manera en la que ayudáis al poblado?
A través de Hamza, quien ahora es nuestra contraparte, conoce en profundidad a todas las familias del poblado y nos informa de la situación diaria de cada miembro. No queremos darles dinero y ya, creemos que esa no es la manera. Creemos que eso sería “pan para hoy y hambre para mañana”. Queremos que el poblado encuentre una sostenibilidad que dé salida a los niños/as para que estos puedan asistir al colegio en lugar de trabajar en el campo.
Estamos ahorrando para la construcción de un cole, donde les enseñarán las nociones básicas de suajili e inglés a los más pequeños (3-7 años), para que luego estos puedan ingresar en la educación primaria sin ninguna dificultad, y no se vean obligados a abandonarla, como lleva pasando en el poblado generación tras generación. Contrataremos a docentes que estén cualificados, pero el resto de personal que trabajará en el colegio, será del poblado (personal de construcción, cocina, limpieza, vigilancia…), con lo que estaremos incentivando económicamente a varias familias de Kinondo. De la misma manera, en un futuro queremos construir una pequeña granja avícola y un huerto, para que los más pequeños aprendan a cultivarlas, y ofreciendo así más oportunidades de empleo. No queremos darles nada gratis, porque de esa forma no estaríamos ayudándoles realmente. Por lo que los 75 menores (que es la máxima capacidad a la que podemos optar por el momento) que asistirán a la escuelita, lo harán mediante becas de educación y comedor, y las familias tendrán que aceptar el compromiso de ayudar en la medida de lo posible, en el funcionamiento y la viabilidad del colegio.
Excepcionalmente, durante la crisis que acompaña al Covid19, hemos comenzado una campaña de distribución de alimentos a las familias numerosas del poblado. De momento, funcionamos por las donaciones privadas de particulares que nos van llegando y por la pequeña recaudación que hicimos antes del confinamiento, pero los fondos se van acabando y como también tenemos que ahorrar para la construcción de la escuela, no podremos continuar por mucho más tiempo con esta iniciativa.

¿Qué nos puedes contar de la tribu Mijikenda?
Es una de las 43 tribus que hay en Kenia. “Mijikenda” en suajili significa “nueve hogares” en referencia a las 9 subtribus que la conforman. Nosotras colaboramos con la comunidad Digo-Mijikenda, que se sitúa en la costa sur de Kenia, en las proximidades al bosque Kaya Kinondo. Los bosques kayas son 11 lugares separados entre sí a lo largo de 200km que se consideran monumentos nacionales, con el fin de proteger las especies de plantas en peligro de extinción que se encuentran en el interior. Se organizan mediante una gerontocracia, es decir, los ancianos tienen autoridad sobre los jóvenes, y tanto los ancianos como los jóvenes tienen autoridad sobre las mujeres.
Esta tribu, en el pasado era denominada despectivamente “Nyika” algo que podría traducirse como “salvajes del bosque”. La agricultura es su principal actividad económica y su cultivo comercial más importante es la palma de coco, cuyos productos incluyen los extractos de aceite y vino de palma. Por último, en cuanto a creencias religiosas, hoy en día la mayoría de los Mijikenda son musulmanes.
¿Cómo trabajáis desde la ONG y cómo podemos ayudaros en este proyecto?
De momento, nos coordinamos con Hamza, y nos aseguramos de que mientras nosotras no estemos ahí presentes, se haga todo correctamente y esté todo en orden. Si hay algo por lo que nos gustaría destacar, es por la transparencia. Nos hemos encontrado con varias organizaciones que piden una cantidad excesiva de dinero por trabajar como voluntarios/as y, de todo el dinero que muchas de estas reciben, hemos comprobado que lamentablemente la mitad se queda por el camino (o en los bolsillos del responsable). Por eso, no nos gustaría engañar a nadie y es por lo que queremos mostrar claramente cada céntimo que se mueva en esta ONG, porque creemos que, si todo fuese así de transparente, incluso en un país tan corrupto como Kenia, sería posible cambiar las cosas.
En este momento estamos buscando padrinos y madrinas, para que de esta manera podamos seguir llevándoles suplementos alimenticios y ahorrando a la vez para la construcción de la escuela. Tenemos un grupo de Teaming al que se puede unir todo el que quiera, donando tan solo 1 euro al mes, aunque como entendemos que la situación económica en España, puede haber afectado a muchas familias también en este lado del mundo, aceptamos donaciones espontáneas en nuestra cuenta bancaria IBAN: ES82 2085 9721 2103 3042 4960. Por último, nos gustaría resaltar que consideramos que se puede ayudar de muchísimas maneras, no simplemente en lo económico. Como somos una ONG tan joven, nos viene bien todo tipo de difusión.
Esto son bocetos del proyecto de la la escuela que se va a contruir:
[ngg src=”galleries” ids=”5″ display=”basic_thumbnail” thumbnail_crop=”0″]Y por último, ¿dónde podemos encontraros para contactaros o saber sobre los avances del proyecto??
Podéis encontrarnos más activamente en Instagram como @kidsworthit, en nuestra página de facebook Kids Worth It, y si queréis saber más sobre el proyecto o información de cualquier tipo, podéis encontrarnos en www.kidsworthit.com .