Empezamos una serie de posts nuevos, a modo de reportajes, en los cuales se tratarán temáticas relacionadas con Kenia, principalmente sobre su cultura, sus gentes y sus formas de vida. Tendrán un trabajo de investigación previo para no caer en el error de quedarnos solo con lo que se conoce de oídas, que es mucho, debido a lo excesivamente turístico y a lo poco que se conoce realmente esta parte del mundo. Nos basaremos también en nuestra propia experiencia, pues como ya sabéis, en este blog solo hablamos de lo que hemos conocido personalmente.
En este post en concreto, y como el mismo título vaticina, nos meteremos literalmente en la piel de un masai, desde que nace hasta que se muere, viviendo “in situ” algunos de los numerosos rituales y celebraciones tan llamativas y diferentes que van pasando en cada etapa de su vida, y que a ojos occidentales ya os adelanto que pueden resultar cuanto menos chocantes. Estará dividido en tres entregas para no concentrarlo todo en un post y poder tener tiempo y espacio para centrarnos en los detalles que creo que pueden ser más curiosos e interesantes.
Los masais son una tribu fascinante, no cabe duda. Para mí es la más famosa de Kenia, y la más pintoresca, lo que la hace atractiva e interesante, especialmente para alguien de otro continente. Cualquiera que haya oído hablar de Kenia al menos te nombrará los safaris y los masais. África en sí es un tesoro cultural de tal dimensión que constituye, paradójicamente, la región más rica del planeta, y los masais son una pieza más de este puzzle cultural.
Los masais son pocos en Kenia, representan un bajo porcentaje de la población del país (alrededor del 2 %) y a día de hoy habitan lo que se conoce como “Maasailand”, que en Kenia corresponde al condado de Narok y Kajiado, al sur, regiones donde están los famosos parques de Masai Mara y Amboseli. Justo al otro lado de la frontera, en Tanzania, dicha Masaailand se extiende hacia las zonas del Parque del Serengeti y Ngorongoro Crater. La comunidad masai siempre ha sido nómada, y lo sigue siendo, pero bastante menos en los tiempos actuales. Hablan el idioma masai, llamado ‘maa’ y la gran mayoría de ellos, al menos en Kenia, hablan inglés perfectamente, así como swahili. Es una suerte la verdad, de otra forma no habría podido estrechar lazos y tener amistad con ellos como he podido hacer. En Tanzania por ejemplo muchos masais no hablan inglés.
Tras la breve introducción sobre la tribu masai, viviremos durante los minutos de lectura la vida de un masai hasta su muerte. Para ello he contado con el asesoramiento en todo momento de mi amigo masai Lemayian y de todo lo que él me ha enseñado y contado de su cultura durante el tiempo que llevo viviendo en Kenia.
Nacimiento y primeros años
La vida de un pequeño o una pequeña masai empieza ya rodeada de la mas estricta naturaleza. La madre da a la luz en su casa del poblado sin asistencia médica hospitalaria, especialmente en regiones remotas y con pocos recursos. Aquí hay excepciones, y habrá más durante todo el post, debido a los cambios asociados a la vida moderna, a la mejora y acceso a la educación de los niños, a la influencia de la vida occidental y a la mejora de la economía. Por ejemplo, gran parte de los niños masais que nacen a día de hoy lo hacen en clínicas u hospitales de poblaciones importantes de Kenia o Tanzania, pero hace apenas unos veinte años muchos aún nacían en casa.
Una vez que el bebé nace, es un gran motivo de alegría y celebración pero la diferencia es muy marcada dependiendo si se trata de un niño o una niña; La celebración cuando nace un niño es con creces más jubilosa e intensa. El motivo de ésto es porque los masais creen que una niña no aporta gran cosa a la comunidad, no es como el hombre que algún día será padre de familia, que defenderá y proveerá a su familia y a todo el clan y al poblado, que podrá llegar a ser líder espiritual, político, etcétera. La mujer nunca alcanzará estos rangos, quedará relegada al cuidado de los hijos, a tareas de casa como hacer la comida y ordeñar a las vacas. Es por ello por lo que las niñas no se relacionan mucho, no son parte activa y permanecen en segundo plano, al menos hasta que llegan a la edad adulta y se casan. En los años de niñez las niñas están muy apegadas a sus madres de las que aprenden todo lo que se espera de ellas en el futuro.
Esto es lo primero que sorprenderá y hará saltar las alarmas a una mente del siglo XXI, por estar nuestra sociedad actual opuesta, lógicamente, a tal desigualdad de género. Este machismo se palpa en Kenia a distintos niveles, independientemente de la tribu, incluso en las ciudades, y a mí personalmente es de lo que más me impacta, pues son comportamientos que en España cada vez son mas raros de encontrar.
Dicho lo dicho, en plena algarabía por el nacimiento del niño, la comunidad lo celebrará con una buena fiesta en la que matarán a una oveja, de color negro, para comer, acompañado de mucha cerveza, cantos y bailes. A los masais le gusta el cachondeo, tela, y son buenos bebedores de alcohol, aunque generalmente solo beben los hombres, iniciándose en la edad adulta, sobre los 20 años, así que en esto ganamos los españoles, y por goleada.
Esta es la primera celebración en la vida de un masai, que será seguida por la ceremonia en la que el niño recibe su nombre, un mes después del parto. Esta ceremonia es importante porque una vez nombrado el niño ya pasa a ser un chico normal, que juega y se divierte por el poblado sin mas preocupación que la de ser precisamente eso, un niño. Como detalle curioso, a los niños (y niñas también), les quitan dos dientes de la dentadura inferior hacia los 4 o 5 años de edad. Si vienes a Kenia y conoces a algún masai verás fácilmente un hueco en su dentadura, por lo tanto es algo que se sigue haciendo hoy día. El motivo puede parecer grotesco pero tiene su utilidad, se hace para poder suministrar jarabes o medicinas en caso de que el niño esté realmente enfermo y no abra la boca.

Al año de vida, se celebra una nueva ceremonia en la que cortan el pelo del pequeño por primera vez desde que nació. Como iremos viendo a lo largo de los siguientes capítulos, el rapar la cabeza completamente se hace en bastantes momentos de la vida de un masai. Tiene su simbolismo, al igual que pasa en otras muchas culturas, como la hindú; La estética es importante para los masais, y una cabeza perfectamente afeitada es sinónimo de pulcritud.
La familia es lo primero
En la cultura masai hay ciertas cosas que son muy muy importantes: el ganado (las vacas), Dios (que ellos llaman Enkai) y la familia. La familia es la base y el sustento de la sociedad masai, y por ello, se le tiene la máxima estima, ya que un nutrido grupo de personas es sinónimo de prosperidad, mano de obra y una forma de perpetuar el clan y los valores masais. En las familias masais siempre el hombre es el cabeza de familia, máxima autoridad de la casa. En estas casas, generalmente hechas de excrementos de animales, paja y barro, viven los padres y sus hijos, pudiendo vivir además cualquier otra persona o familiar ajeno, si el espacio lo permite.
Tradicionalmente en la cultura masai los hombres son polígamos, esto es, les está permitido tener todas las mujeres que quieran e hijos con todas ellas, de hecho su Dios, Enkai, se lo permite. Hoy día de todas formas es bastante menos común, especialmente en la gente joven de familias que se han adaptado a los tiempos actuales; Ninguno se plantea siquiera la posibilidad de tener más de una esposa. En tiempos pasados, la poligamia era lo habitual y los motivos se justifican por los roles y jerarquía dentro de la sociedad masai.
La sociedad masai está muy jerarquizada, teniendo siempre mayor importancia alguien cuya edad es superior, y más los hombres que las mujeres como hemos visto. Por ello, poniendo de ejemplo a un padre de familia masai, él será quien goce de mayor estatus y necesitará el apoyo de sus hijos y sus esposas para mantenerlo y prosperar. Dado que dentro de la sociedad masai la riqueza se mide en “número de vacas”, siempre será más rico el que tenga más esposas, pues como dijimos al principio, éstas son las que ordeñan a las vacas, junto con los hijos, y si el ganado es amplio se necesitarán bastantes manos para ello. Por tanto, ambos conceptos están relacionados: a mayor número de esposas, mayor estatus, pues se asociará a riqueza y prestigio. Otro motivo que alegan es que si solo tuvieran una sola esposa y a ésta le pasara algo o muriera, se quedarían solos, sin apoyo, lo que repercutiría en su estatus de forma negativa, indudablemente.

Cada hombre puede tener hijos con cualquiera de sus esposas, por este motivo lo habitual es que las familias sean numerosas, pero numerosas de verdad. De hecho, un amigo nuestro masai tiene treinta y un hermanos, todos de un mismo padre con seis de sus esposas. Nos lo contaron una vez que se quedaron una noche en nuestro piso de Nairobi y nos quedamos flipando. Y yo que siempre presumí de ser familia numerosa por ser cinco… ¡las cosas de África!
Alcanzando la madurez: la circuncisión
Una vez que el niño ya no es tan niño, entre los 14 y los 17 años de edad, será circuncidado, en una ceremonia que los masais denominan ‘emuratare‘. El ritual en torno a la circuncisión es uno de los más importantes en la vida de un masai, pues está rodeado de bastante simbolismo; Representa el paso a la vida adulta, periodo en el que la fuerza, la virilidad y la valentía cobran protagonismo.
El proceso empieza unos dos o tres días antes de la circuncisión propiamente dicha, momento en el cual el joven masai tiene que preparar una conocida bebida alcohólica masai llamada ‘esuguroi‘, una especie de cerveza hecha con aloe vera y miel. Un grupo de hombres mayores vendrá y probará esta cerveza, que una vez este lista para beber es cuando la circuncisión puede llevarse a cabo. Como es habitual, y siendo la circuncisión tan importante en la vida de un hombre masai, habrá celebraciones en las cuales se matará un buey y la gente que asista comerá como si no hubiera un mañana.
Normalmente se hace la circuncisión a un grupo de entre diez y catorce niños masais, cada uno en diferentes localizaciones. Todos ellos vestirán ropas de color negro, color que para los masais representa la capacidad de sobreponerse a una situación difícil. Cada grupo recibirá un nombre para la ocasión, por ejemplo el de mi amigo Lemayian fue ‘Irmirishi‘. Una vez hecha la circuncisión, hasta 3 o 4 meses pueden pasar hasta que el masai se recupera de la operación, pues el procedimiento es totalmente rudimentario y se hace sin ningún tipo de instrumento quirúrgico, sin anestesia ni fármacos contra el dolor o la inflamación. Solo hace falta un cuchillo, literalmente, y la habilidad del “cirujano”, que llaman ‘olamuratani‘. Esto se hace así porque el masai debe demostrar que puede aguantar sin dolor todo el proceso, de hecho no puede quejarse ni hacer amagos de sufrimiento, o negarse y “salir corriendo”. Esto está muy mal visto y podría poner en entredicho la masculinidad del que pronto será un nuevo guerrero masai. Por el contrario, si el joven supera el acto de la circuncisión con bravura, sus padres lo premiarán con un buen número de vacas, cabras y ovejas.
Antes de proceder a la circuncisión del pene, el joven masai tomará una ducha de agua muy fría, pues esto reducirá la sensibilidad al dolor. Tras la circuncisión, que no suele durar más de cinco minutos, la herida y el propio cuchillo usado son lavados con leche fresca, como forma de purificación. Tras ser circuncidados, los jóvenes masais beberán leche mezclada con sangre de vaca, sangre que obtienen directamente de la yugular de las mismas tras asestar una flecha en el cuello, como se observa en el siguiente vídeo.
Recordad que las vacas son sagradas para ellos, por tanto creen que beber su leche y su sangre les protegerá y los curará de enfermedades y demás malos augurios; Esto es algo que es factor común en los ritos más importantes. Hoy en día, en las familias masais más occidentalizadas no es tan común beber sangre cruda como tradicionalmente, en su lugar la toman cocinada con carne, lo cual para nosotros es algo fácil de asimilar, pues incluso en nuestra gastronomía es común el uso de sangre, como en el caso de las morcillas por ejemplo.
Hay que hacer un inciso en lo que respecta a las niñas, pues también en el pasado eran circuncidadas, en una práctica que se conoce como ablación del clítoris o mutilación genital femenina. El motivo era el mismo que para los chicos, se hacía como rito de paso a la edad adulta, momento tras el cual eran consideradas mujeres y por tanto es cuando se podían casar. Hoy en día, por suerte, es una práctica que esta vetada en muchísimos países y que es considerada ‘violación de los derechos humanos’ por la ONU. En Kenia es ilegal, aunque solo desde al año 2011, pero aún así, en comunidades muy remotas aún se sigue llevando a cabo esta práctica en secreto.

Una vez que el joven adolescente ha sido circuncidado es cuando pasará a ser un ‘moran‘. Los moran son los jóvenes guerreros masais, como los que veis en la foto anterior. Se van de casa una larga temporada para vivir en el campo y volver siendo auténticos hombres, guerreros dispuestos a defender su vida y a su familia, con habilidades aprendidas útiles para la vida. Esta es una de las etapas más fascinantes y merece su espacio en nuestro blog para verla en profundidad. Empezaremos con ella en el siguiente post, el cual será integro sobre los moran y su nueva vida una vez que regresan de nuevo a casa, así que si te ha gustado esta primera parte y quieres seguir “viviendo la vida de un masai”, estate atento a la próxima publicación dentro de unas semanas.
Ashe oleng! (Muchas gracias, en lengua masai)
Gracias por toda la información!!Me encanta!!! Anímate a hacer otro sobre otra tribu… 🙂 Kalenji.. Un saludo
Estupenda, muy interesante. Gracias
Muchas gracias Estela !!!! Siiiii, iremos haciendo posts sobre las diferentes tribus del país, sus peculiaridades, costumbres, tradiciones, festivales… queremos acercar la cultura de Kenía y todo lo relacionado con este impresionante país a través de nuestro blog para que lo conozcáis mejor y os animéis a venir a conocerlo en primera persona! Un saludo
Me gustado mucho este primer post. ¡Es tan de VERDAD! Y tan bien explicado…
Me lo recomendó una amiga llamada Marisa, que quizás viaje a Kenia, y si me daba envidia antes…tras tus plabras, mucho más. Espero poder ir algún día. ¡ Enhorabuena !
Edu es un crack y eso que todavía no hemos llegado a Kenia! gracias por la ayuda prestada hasta ahora!
Muchas gracias Sergio!! aquí estamos para lo que haga falta
Estupenda, muy interesante. Gracias
Gracias a ti, Maria. Un abrazo